Al naturalista de pura cepa no le asusta el frío, ni la lluvia, ni pierde la oportunidad de la aventura en la montaña. Tras pasar una semana fotografiando y viviendo el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas uno no se cansa de admirar el paisaje que día a día te sorprende y asombra. Cambiante a lo largo de las estaciones, y cambiente a lo largo del día.
Esta Reserva de la Biosfera es todo un monumento de piedra caliza. Roqueros, montes, bosques y riberas incluyen una gran variedad de flora y fauna, entre ellos varios endemismos único en el mundo, además de especies de interés cinegético. El turismo de naturaleza y el cinegético se encuentran en este espacio en armonía, siendo el que más amenazas origina el abuso del turismo.
Todas las mañanas amaneciendo bajo cero y conservándose la nieve durante toda la jornada hace la fotografía de naturaleza y poco dura. Sin guantes no hay quién aguante pero con ellos no se puede pulsar el disparador, qué gran dilema. Tardes y noches largas en el refugio con un buen vaso de poleo caliente, menos mal que la experiencia en la montaña sirve de algo…
Entre las especies observadas no se encuentra el deseado Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), no le puedo reprochar nada: demasiado frío, y más en las alturas. Chochín común, Cuervo, Buitre leonado, Águila real, Trepador azul, Carbonero garrapinos, Carbonero común, Herrerillo capuchino, Reyezuelo, Mirlo acuático, Petirrojo, Colirrojo tizón, Mosquitero común, Cárabo, Gavilán, Focha común, Zampullín común… algunas de las especies de avifauna observadas.
Entre los mamíferos no es difícil encontrarse con Ciervos (Sobretodo hembras con sus respectivas crías), Jabalíes, Muflones, Cabras montesas, Ardillas, Garduñas, Zorros y muchos Gamos, aunque no tienen en estos momentos su pelaje tan característico.
No sólo con fauna disfruta uno… la flora es extraordinaria: Tejos milenarios, extensos bosques de Pinos salgareños, Serbales, Quejijos, Fresnos y Arces con tonalidad otoñal, Acebos en plena fructificación, enormes Hiedras que envuelven a sus «árboles soportes», y así hasta llegar a enumerar prácticamente la totalidad de especies de una guía de flora.
Sin lugar a dudas lo que me llevo de estas experiencias son los buenos ratos en la mejor compañía, aprender, ayudar y disfrutar en un entorno sin igual.