Unos de mis zonas habituales de campeo es la Sierra del Becerrero (Estepa, Gilena, Pedrera y Lora de Estepa) y sus unidades que la compone como el Tajo Montero, la Loma de las Flores, la Sierra Juárez, los pinos de Gilena, etc. Aparte de unos senderos cómodos para caminar nos encontramos con una geología increíble propia de los terrenos calizos, flora y fauna propia del monte mediterráneo con un alto valor natural.
En esta ocasión, ya acabando agosto, nos dimos una vuelta Carlos Rossi y yo, con la intención de afotar los arácnidos de esta sierra, como la araña de los alcornocales, la araña tigre o la araña trampera, las de mayor tamaño que encontramos aquí, además de otras especies más pequeñas que nos cuesta algo más de identificar. El monte comienza a florecer, aunque con especies muy discretas, pero muy interesantes, como la cebolla albarrana (Drimia maritima) y las flores enterradas de Biarum sp.
En plena migración postnupcial encontramos gran cantidad de Papamoscas gris entre los pinos y encinas, Abejarucos, Vencejos comunes, golondrinas dáuricas y golondrinas comunes volando sobre nuestras cabezas. No faltaron las Currucas y algún Alcaudón real, menos abundante en este lugar que el Alcaudón común. Durante todo el camino nos acompañaron especies sedentarias como el Carbonero común, al Piquituerto, el Pinzón vulgar, la Cogujada montesina o el Agateador europeo. Y cómo no podía ser de otro modo nos cogió el atardecer y la noche razón por la que pudimos observar en el perfil de la sierra al majestuoso Búho real contemplando su territorio.