“Aumentando la Biodiversidad del pinar” es el lema elegido para un proyecto que se basa en la colocación y seguimiento de cajas nido para aves en el pinar público de Gilena en la provincia de Sevilla. Un pinar de repoblación que cumple una interesante función protectora y que hoy en día atrae a muchos amantes de la naturaleza y el deporte que buscan adentrarse en un bosque lejos del ruido y el estrés de la vida cotidiana, pero a escasos kilómetros de nuestros municipios. La única pega de estos bosque monoespecíficos: la poca biodiversidad que alberga.
Por este motivo, el Grupo Ornitológico Zamalla, comenzó allá por el 2004, este proyecto tan interesante, buscando que aumenten las especies trogloditas, y no estamos hablando de animales prehistóricos, sino en todas las pequeñas aves que necesitan de huecos naturales para instalar sus nidos, como son los carboneros o los herrerillos comunes. Como difícilmente encuentran hueco en un pinar joven para ello escogimos un rodal para este proyecto para instalar estos nidales artificiales, nada más y nada menos que 92 cajas nido actualmente en 2018.
¿Qué resultados hemos obtenido?
Con el paso de los años hemos comprobado como han aumentado las poblaciones de aves forestales. Y para la muestra un dato: en 2004 solo 2 especies se instalaron en nuestras cajas con 15% de ocupación; pero ya en 2018 crían un total de 7 especies con 55% de cajas ocupadas.
Muchas son las especies que crían aquí o han criado: Carbonero común, carbonero garrapinos, herrerillo común, herrerillo capuchino, chochín, estornino negro, abubilla o agateador europeo.
Cada especie tiene un requerimiento diferente, no es casualidad que aumente su número, puesto que la renovación y sustitución de los modelos de cajas nido es una parte importante del proyecto, con esto conseguimos una mayor diversidad.
¿Cómo hacemos el seguimiento del proyecto Aumentando la Biodiversidad del pinar?
El diseño elegido es, en general, de tipo clásico con tablas de material variable: madera o contrachapado. Lo más importante es la seguridad de la camada que esté criando por este motivo las cajas se han montado de forma segura y preparada para resistir las inclemencias meteorológicas, por ejemplo los clavos usados se han instalado perpendiculares a la fuerza de la gravedad. Los techos tienen inclinación y sobresalen del cuerpo de la caja para evitar daños por agua. En la gran mayoría de las cajas es el techo por el que se abre la caja para examinar su interior, abriendo en el fondo unos pequeños agujeros para la ventilación y drenaje. En restauraciones posteriores se han ido añadiendo mejoras y nuevos diseños.
La instalación y el seguimiento se realiza usando unas escaleras de aluminio extensible ya que las cajas las colocamos entre los 3,5 y 5 metros de altura. Ancladas a los troncos con un sistema de retirada y colocación rápido y fácil para que el trabajo en altura sea lo más cómodo posible, evitando el daño al árbol Otro sistema de colocación probado en el proyecto ha sido mediante la sujeción a las ramas a través de una percha con lo que la caja queda colgada.
Como se puede deducir este es un trabajo de constancia y esfuerzo, en primavera es cuando hacemos un seguimiento de los nidos y las especies que ocupan las cajas. Y el otoño lo aprovechamos para reparar cajas dañadas, añadir mejoras o planificar nuevos proyectos, en definitiva, idear nuevas formas de mantenernos ocupados los fines de semana.
Hitos y curiosidades
La cronografía del proyecto tiene importantes hitos que han hecho que este plan esté consolidado en el ecosistema y en las gentes que frecuentan el pinar. No en vano es uno de los proyectos estrella del Grupo Ornitológico Zamalla:
En 2004 comienza el proyecto con 100 nidales artificiales pequeños con agujero de entrada para páridos.
Los primeros tres años fueron decisivos al servir de experiencia. Se mejoró el anclaje al árbol, hubo muchos daños causados por lirones para lo cual se fueron protegiendo varias cajas. Por entonces se perdieron 37 cajas que no se repusieron.
Quedaron para la temporada de cría 2008 hasta 63 cajas nido. Los años 2009, 2010 y 2011 no se realizan visitas la zona del proyecto, solo nos limitamos a recoger las cajas rotas que nos entregan, algo normal por el tiempo que pasan expuestas en el medio natural.
En el 2012 se reinicia de nuevo el seguimiento exhaustivo de las cajas nido siendo este año un éxito ya que se constató la cría de las seis especies trogloditas que por orden de abundancia son: Carbonero común, Agateador europeo, Carbonero garrapinos, Herrerillo común, Chochín común y Herrerillo capuchino.
Durante el mantenimiento de las cajas nido tras la época de reproducción de 2013 colocamos en la apertura una chapa frontal para evitar roedores o pájaros carpinteros y los daños que pudieran originar. Esto fue decisivo, puesto que perdimos como reproductor al agateador europeo, nos percatamos que esta especie trepa por la caja hasta entrar en su interior, algo imposible con la chapa frontal. Solucionamos este problema con una mezcla de serrín y cola, con lo que así mejora el agarre del ave y desde 2015 es una especie común en el proyecto.
Pero por desgracia desde 2015, que fue su último intento de cría, no hay rastro del herrerillo capuchino. Este mismo año diseñamos y colocamos una gran caja nido para cárabo, habitante común en este pinar.
Los últimos años
El año 2016 sirvió de experiencia piloto para otro nuevo diseño de nidales, pensado para el agateador, este será de tipo buzón y con el agujero en el lateral.
En 2017 introducimos 2 cajas nido grandes fabricadas de corcho natural para abubilla, pito real o mochuelo.
2018 ha sido una temporada también llena de novedades. Sustituimos 10 cajas nido de párido pero de tamaño un poco grande por otras tantas más pequeñas y el agujero de entrada más reducido. Esto ha fomentado la cría de herrerillo común y carbonero garrapinos, dos especies más pequeñas y que el carbonero común (Más grande y agresivo) mantenían a raya en sus territorios.
Se introduce en el pinar otro diseño, esta vez 3 cajas con el frontal abierto, para motivar la reproducción del papamoscas gris, petirrojo…Además arreglamos una caja nido de párido excesivamente grande y la reconvertimos, ampliando la apertura, en una de abubilla. Como curiosidad, este año ha sacado adelante un nido de carbonero común en estas cajas de frontal abierto.
Evolución del número de especies que crían en las cajas nido
Artículo publicado en Explora Natura: Aumentando la Biodiversidad del pinar